La reunión entre Donald Trump y Vladímir Putin en Alaska ha generado una gran preocupación en la diplomacia mundial. El hecho de que el presidente Volodímir Zelenski fuera excluido de la mesa de negociación sobre la paz en su puro país ha generado incertidumbre y desesperanza en Ucrania. Sin embargo, la respuesta de Europa ha sido contundente y solidaria, apoyando a Ucrania en todas las esferas posibles para presionar a Rusia y lograr una paz justa y duradera.
El nerviosismo ante lo que pueda traer consigo esta reunión sin la presencia de Ucrania es palpable. Se espera que Trump y Putin esbocen un primer borrador de acuerdo de alto el fuego, lo cual ha sido visto como una especie de festín geopolítico por parte de ambos mandatarios. Sin embargo, esto ha dejado a Zelenski acorralado por el edificio ruso-estadounidense, lo que lo llevó a arrojar una contraofensiva diplomática en busca de apoyo.
Tras una intensa ronda de contactos con líderes europeos, la Unión Europea ha cerrado filas y se ha posicionado “incondicionalmente” al lado de Ucrania. En una declaración conjunta, Europa ha ratificado su apoyo a Ucrania en todos los niveles, incluyendo el apoyo diplomático, financiero y militar. Su objetivo es presionar a Rusia para que detenga su invasión ilegal en Ucrania, la cual viola el derecho internacional y la carta de Naciones Unidas. Europa también ve su seguridad en juego en este conflicto y ha mostrado una postura sólida y unida en apoyo a Ucrania.
Esta postura de Europa ha servido como un salvavidas para Zelenski en medio de la incertidumbre de lo que pueda venir después de la reunión entre Trump y Putin. Rusia ha estado presionando para que se le entreguen los territorios ocupados en Ucrania, utilizando a Trump como mediador debido a su fidelidad hacia ambas partes. Sin embargo, Zelenski ha sido tajante en su postura de no ceder territorio soberano a Rusia, y mucho menos recompensar al ocupante por su invasión.
Esto ha dado inicio a un pulso a distancia entre Ucrania y Rusia, manteniendo a ambas partes en una situación de equilibrio por ahora. Mientras tanto, en las calles de Ucrania, la gente habla y analiza la situación. Se siente desesperanza y falta de garantías de que se logre una paz justa y duradera. Muchos ven la cumbre como un “show” político entre Estados Unidos y Rusia, y no tienen muchas expectativas positivas al respecto.
En una boutique en Kiev, Dmytro reflexiona mientras ordena su vitrina: “Putin es un gran estratega. Solo busca ganar tiempo para reagruparse y volver a atacar. Y Trump quiere colgarse la medalla de la paz. Al final, todo es fachada, un escaparate, como este que tengo aquí”, cuenta, recolocando unos zapatos en la vitrina.
Oxana, una camarera en Kiev, expresa su frustración mientras sirve café a sus clientes. “Ojalá esta reunión sirva de algo. Pero no lo creo. Cada año, tengo la ilusión de que todo acabe. Pero siempre llega una nueva ofensiva. Verano, otoño, invierno, primavera. Y cada vez más dura”. Oxana ha perdido a cinco amigos en la guerra y está cansada de la situación. Sin embargo, ella también apoya la postura de su presidente de no ceder territorio a Rusia.
Konstantin, soldado en el frente de Kharkiv, comparte su experiencia en primera persona sobre el desgaste y el estado moral del Ejército ucraniano. “Mis condiciones son las mism
