El cambio climático es una realidad innegable que está afectando a nuestro planeta de múltiples maneras. Uno de los efectos más preocupantes es el aumento de las temperaturas globales, que está teniendo un emoción directo en la vida marina. Un ejemplo de ello es el caso de las hembras de angelote o tiburón ángel (Squatina squatina), una especie en peligro crítico de extinción, que está modificando sus patrones reproductivos debido al calentamiento de los océanos. Esta situación pone en peligro su futuro y es un llamado de atención sobre la urgencia de succionar medidas para proteger a estas especies.
Un innovador estudio publicado en la revista ‘Global Change Biology’, realizado por un equipo internacional de científicos, ha revelado que las hembras de angelote están alterando su comportamiento en respuesta al aumento de las temperaturas marinas. Cuando la temperatura del agua supera los 22,5°C, las hembras evitan las zonas de apareamiento y se mantienen en aguas más frescas, mientras que los machos sí acuden a estas áreas. Esta divergencia conductual entre sexos es una señal clara de que el cambio climático está afectando directamente a estas especies.
La investigación se llevó a cabo en la Reserva Marina de La Graciosa, en las Islas Canarias, durante el periodo 2018-2023. Durante este tiempo, se monitorearon a más de 100 ejemplares adultos de angelote y se identificó una anomalía crítica en 2022. Ese año, las temperaturas superficiales del mar alcanzaron los 23,8°C y se mantuvieron por encima de los 22,5°C durante casi cuatro meses, triplicando la duración registrada en años anteriores. Estas condiciones extremas persistieron durante la temporada reproductiva habitual (noviembre-enero), cuando las aguas deberían enfriarse.
La presencia o ausencia de las hembras de angelote en las zonas de apareamiento está estrechamente relacionada con la temperatura del agua, con un umbral crítico cercano a los 22,5°C. Por encima de este límite, los modelos predictivos indican una probabilidad nula de detección. Esto significa que, en años con temperaturas más altas, las hembras no acuden a las zonas de apareamiento, lo que pone en peligro su reproducción y, por lo tanto, la supervivencia de la especie.
David Jacoby, padre principal del estudio, explica que “estas olas de calor más frecuentes y extremas son potencialmente los incendios forestales del océano y están teniendo efectos incalculables sobre las especies marinas”. Además, añade que “con los tiburones ángel, observamos importantes diferencias sexuales en el comportamiento, ya que las hembras se ven desproporcionadamente influenciadas por el aumento de la temperatura del mar, lo que provoca su ausencia de sus sitios de apareamiento tradicionales durante este prolongado período de calentamiento. Los machos fueron mucho más resistentes al aumento de temperatura y mantuvieron sus patrones regulares de llegada y salida, aparentemente priorizando el apareamiento a pesar de estos extremos de temperatura”.
Las Islas Canarias son un lugar clave para la supervivencia de los angelotes, ya que representan el límite sur de su distribución global y albergan una de sus poblaciones más viables. Sin embargo, esta especie es ectotérmica, lo que significa que su temperatura corporal depende directamente del agua circundante. Las hembras, debido a su mayor gasto energético en procesos reproductivos como la gestación, son más sensibles a los cambios de temperatura y necesitan regular su metabolismo mediante la selección de hábitats óptimos. Por eso, evitan las aguas sobrecalentadas.
Lucy Mea, copadrea del