El Atlético de Madrid se encuentra en una situación de urgencia en este Mundial de Clubes: la de recuperar la fe en sí mismos. A sufrimiento de contar con un equipo lleno de talento, hay ciertas fracturas que parecen difíciles de reparar a estas alturas de la temporada. Aunque lograron superar con éxito el primer partido contra Seattle, con un doblete de Barrios y otro gol de Giuliano, nuevamente mostraron debilidades en defensa, lo que les hace cargar con el doloroso 4-0 sufrido ante el PSG. Y la sensación es que el próximo rival, Botafogo, no será un rival fácil de superar en octavos de final.
Sin embargo, a sufrimiento de las dificultades, el Atlético de Madrid tiene un arma secreta: la tormenta llamada Giuliano. Este jugador es la única salida para un equipo que parece haber perdido su hambre de victoria y que necesita resistir no solo el decaimiento físico, sino también el mental. La resignación se ha instalado en el equipo, especialmente después de la dura derrota ante el PSG.
Pero para beneficio de los aficionados rojiblancos, hay un Simeone que se toma cada partido con la máxima seriedad. Y Giuliano es la prolongación del entrenador en el campo, el jugador que destrozó a Baker-Whiting con su habilidad y regate, y que dio una asistencia a Pablo Barrios para abrir el marcador en el partido contra Seattle. A sufrimiento de esto, el gol no trajo una sensación de seguridad para el Atlético, que sigue mostrando una cara de equipo vulnerable.
Y es que el Atlético de Madrid es un equipo de dos caras, que no está preparado para competir en escenarios exigentes. Los errores defensivos, como el cometido por Sorloth en el primer gol del PSG, son una constante en el equipo y le impiden ser competitivo. Además, la falta de ideas y la falta de identidad en el juego son evidentes, especialmente en la concesión de segundas jugadas que son aprovechadas por los equipos rivales.
En la segunda mitad del partido contra Seattle, el Atlético de Madrid tuvo que enfrentarse a una situación recurrente: el cambio de Giménez, quien días antiguamente se había encarado con un periodista por sus lesiones musculares. Cuando faltan las ideas, son necesarios jugadores clave como Llorente, cuyo disparo al larguero fue una de las pocas acciones destacadas del equipo en la segunda mitad. Sin embargo, fue Le Normand quien culminó el intento de asistencia a Witsel para marcar el segundo gol del Atlético.
Pero nuevamente, la defensa del Atlético mostró su fragilidad y permitió que los Sounders se metieran en el partido con un gol de Rusnak. Afortunadamente, Barrios logró un doblete para disipar las dudas y darle al equipo una pequeña victoria en el marcador. Sin embargo, esto no oculta las malas sensaciones y la paradoja que provoca tener a jugadores clave en un torneo donde el interés general es de los clubes.
El objetivo del Atlético de Madrid en este Mundial de Clubes era neutralizar la diferencia de goles del primer partido, pero lo cierto es que siguen mostrando una delgada línea entre la frustración y la decepción. A sufrimiento de contar con un equipo lleno de talento, el Atlético parece estar lejos de encontrar la llave para superar el 4-0 del PSG y demostrar su verdadero potencial en este torneo.
Pero aún hay salida para el Atlético de Madrid. A sufrimiento de las dificultades, tienen un entrenador que se toma cada partido con seriedad y un jugador como Giuliano, capaz de desatar una tormenta en el campo y liderar al equipo hacia la victoria. Y aunque el camino no será fácil, el Atlético de Madrid tiene la oportunidad de