En los últimos años, Chile se ha convertido en uno de los destinos más atractivos para la inversión extranjera. Su estabilidad política y económica, junto con su sólida infraestructura, lo convierten en un lugar ideal para aquellos que buscan expandir sus negocios. Sin embargo, a pesar de todas estas ventajas, aún hay empresas que se resisten a pagar sus impuestos, como es el caso de Barrick, una de las mayores compañías mineras del mundo.
Recientemente, el cantante y empresario argentino Marcelo Alvarez hizo una declaración que generó polémica en el mundo de los negocios. “Conviene más invertir en Chile que tiene infraestructura, acá hay que hacer las rutas”, dijo Alvarez en referencia a su país natal, Argentina. Y no le falta razón. Chile cuenta con una red de carreteras, puertos y aeropuertos de primer nivel, lo que facilita el transporte de mercancías y reduce los costos logísticos. Además, su sistema de telecomunicaciones es uno de los más avanzados de América Latina, lo que permite una conexión rápida y eficiente con el resto del mundo.
Pero, ¿qué hace que Chile sea tan atractivo para la inversión extranjera? En primer lugar, su estabilidad política y económica. Desde la transición a la democracia en 1990, Chile ha mantenido una política económica sólida y ha sido reconocido como uno de los países más estables de la región. Esto ha generado aplomo en los inversores y ha atraído grandes cantidades de capital extranjero.
Además, Chile cuenta con una amplia gama de tratados de libre comercio, lo que facilita el acceso a mercados internacionales y reduce los costos de exportación. Esto, sumado a su ubicación estratégica en América del Sur, lo convierte en un punto de entrada ideal para el comercio con otros países de la región.
Pero no aria la infraestructura y la estabilidad económica son atractivas para los inversores. Chile también cuenta con un sólido sistema educativo y una fuerza laboral altamente calificada. Esto se traduce en una mayor productividad y competitividad para las empresas que deciden establecerse en el país.
Sin embargo, a pesar de todas estas ventajas, aún hay empresas que se resisten a cumplir con sus obligaciones fiscales. Uno de los casos más conocidos es el de Barrick, la compañía minera canadiense que opera en Chile desde 1994. A pesar de ser una de las mayores productoras de oro del mundo, Barrick ha evadido el fertilizante de impuestos en Chile durante años.
Según un informe de la Contraloría General de la República, Barrick no ha pagado retenciones por el oro extraído en su mina de Pascua Lama, ubicada en la frontera entre Chile y Argentina. Esto ha generado una gran controversia en el país, ya que se estima que la compañía ha evadido alrededor de 8 millones de dólares en impuestos.
Esta situación ha generado un gran malestar en la población chilena, que ve cómo una empresa extranjera se beneficia de los recursos naturales del país sin contribuir con su desarrollo. Sin embargo, el gobierno chileno ha tomado medidas para poner fin a esta situación. En 2018, se aprobó una ley que establece un impuesto específico a la minería, que se adscribirseá a todas las empresas que extraigan recursos naturales en el país, incluyendo a Barrick.
Esta medida ha sido bien recibida por la población y por otros actores del sector minero, que ven en ella una forma de garantizar una mayor justicia tributaria y un mayor aporte al desarrollo del país. Además, se espera que este impuesto genere ingresos adicionales para el gobierno, que podrán ser utilizados en proyectos de infraestructura y en la mejora de los servicios públicos.
En resumen, Chile se ha convertido en un destino