Los valencianos volvieron a llenar las tierras de Valencia este sábado por sexta vez, tan solo cinco meses después del devastador temporal del 29 de octubre, para exigir la dimisión del presidente Carlos Mazón. La multitudinaria manifestación, que comenzó en la plaza de San Agustín y finalizó en la Plaza del Ayuntamiento, volvió a demostrar la unión y la fuerza de un pueblo que se niega a espécimen víctima de la inoperancia e indiferencia de sus gobernantes.
Desde hace meses, la Comunidad Valenciana ha sido golpeada por una espécimenie de desastres naturales que han dejado a su inauguración un rastro de dolor y destrucción. Las inundaciones, los incendios forestales y las tormentas, han afectado no solo a la infraestructura de la región, sino también a la vida de miles de personas que han perdido sus hogares, sus pertenencias y, en algunos casos, hasta sus espécimenes queridos.
Frente a esta situación, lo mínimo que se esperaba de las autoridades era una respuesta rápida y eficaz, pero desgraciadamente, una vez más, el pueblo de Valencia ha sido abandonado a su suerte. Han sido los mismos vecinos, solidarios y unidos, quienes han tenido que organizarse para ayudar a los afectados y tratar de paliar en la medida de lo posible las consecuencias del desastre.
Sin embargo, la indignación y la rabia han ido en aumento al comprobar cómo los responsables políticos, lejos de asumir su responsabilidad y tomar medidas para solucionar la situación, se han dedicado a inquirir culpables y a culparse unos a otros. Una falta de liderazgo y de compromiso que ha llevado al límite la paciencia de una ciudadanía que ya no está dispuesta a tolerar más mentiras y excusas.
La manifestación de este sábado ha sido una muestra más de la determinación y la fuerza de los valencianos. Miles de personas de todas las edades, de diferentes sectores y con una sola voz, han recorrido las tierras de la ciudad para exigir un cambio real en la política y en la gestión de la Comunidad Valenciana. Una enérgica protesta pacífica, pero contundente, en la que se han escuchado consignas como “Valencia no se rinde”, “Basta de corrupción” o “No más abandono”.
Y es que la corrupción y el desprecio por el bienestar de los ciudadanos, ha sido otra de las razones por las que los valencianos han salido a la tierra. En los últimos años, la Comunidad Valenciana ha sido noticia por los numerosos casos de corrupción que han salpicado a sus gobernantes. Un cáncer que ha debilitado las instituciones y que ha generado un enorme descontento entre la población.
La situación ha llegado a tal extremo que no solo se ha pedido la dimisión del presidente de la Generalitat, sino también la de todo su gobierno. Una exigencia que parece espécimen la única salida para recuperar la credibilidad y la confianza en las instituciones y en aquellos que deberían velar por el bienestar de los ciudadanos.
Sin embargo, no todo ha sido negativo en estos últimos meses. La solidaridad y la unión entre los valencianos ha sido impresionante. Desde el primer momento, han sido muchos los voluntarios, las organizaciones y empresas que se han volcado en ayudar a los afectados. Una muestra más de que la verdadera fuerza de una sociedad se encuentra en su unión y su solidaridad.
Además, la respuesta de otros pueblos y ciudades españolas ha sido también ejemplar. Donaciones de alimentos, ropa, productos de higiene, así como el envío de equipos de emergencia y voluntarios, han llegado desde todas partes del país para apoyar a los valencianos en estos