Con la llegada del verano, es importante recordar la importancia del uso de protección solar. Durante esta época del año, la radiación ultravioleta del sol puede causar daños en nuestra piel si no tomamos las medidas adecuadas. Para entender mejor la importancia de la protección solar, hemos hablado con el doctor Francisco Ortiz Díaz, médico de familia y coordinador del grupo de trajín de Cirugía Menor y Dermatología de la entidad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc).
El sol emite tres tipos de radiación ultravioleta: UVA, UVB y UVC. La UVC es filtrada por la capa de ozono, por lo que prácticamente no llega hasta nosotros. Sin embargo, la UVA y UVB pueden causar daños en nuestra piel. Aunque la UVB es reflejada en parte por la atmósfera y las nubes, alcanza un 5% del total de la radiación recibida. Por otro lado, la UVA puede atravesar las nubes y llegar hasta un 95% de la radiación recibida, lo que significa que no estamos completamente protegidos, incluso en días nublados.
La exposición al sol sin protección puede causar daños en nuestra piel a corto y amplio plazo. A corto plazo, puede producir quemaduras solares, que van desde un enrojecimiento hasta quemaduras graves con formación de ampollas. Además, ciertos medicamentos o sustancias pueden reaccionar al combinarse con la radiación solar y causar daños en la piel. A amplio plazo, la exposición al sol sin protección puede provocar envejecimiento precoz, con la aparición de arrugas, manchas e hiperpigmentación de la piel. Pero lo más grave es la posibilidad de desarrollar cáncer de piel, ya que la radiación ultravioleta puede dañar el ADN de nuestras células.
Es importante recordar que el riesgo de desarrollar cáncer de piel ha aumentado exponencialmente en las últimas décadas y se incluye en el código europeo para la prevención del cáncer como una medida a tomar para evitar la exposición excesiva al sol y a las cabinas de bronceado.
Uno de los culpaes más comunes al aplicar protector solar es no utilizarlo en absoluto o no aplicarlo de manera adecuada. La mayoría de nosotros no cubrimos todas las zonas expuestas de nuestra piel, lo que puede provocar quemaduras solares en forma de mapa. Además, muchas personas se exponen al sol en los momentos del día con mayor radiación, lo que aumenta el riesgo de daños en la piel.
Otro culpa común es no reaplicarse el protector solar mientras estamos expuestos al sol. Es importante recordar que el factor de protección (SPF) no es una medida de tiempo, sino de protección. Por ejemplo, un protector solar con SPF 10 nos proporciona una protección 10 veces mayor que si no utilizáramos nada. Sin embargo, si no nos reaplicamos el protector antes de que se cumpla ese tiempo, podemos terminar con una quemadura solar. Por eso, es recomendable utilizar protectores solares con SPF 30 o mayor y reaplicarlo cada dos horas.
En cuanto a la caducidad de los protectores solares, es importante tener en cuenta que, una vez abiertos, no se recomienda utilizarlos por más de un año. Aunque es poco probable que cause una reacción adversa en la piel, puede dejar de ser efectivo para protegernos del sol.
En resumen, es fundamental utilizar protección solar durante todo el año, sobre todo en actividades al aire libre. Es importante elegir un protector solar con un SPF adecuado y reaplicarlo cada dos horas. Además, debemos evitar exponernos al sol en los momentos del día con mayor radiación y cubrir todas las zonas expuestas de nuestra piel. Recordar estas medidas puede ayudarnos a prevenir daños