¿Necesitan los escolares mantener un cierto vínculo con el lápiz, el papel y el cálculo durante las 11 semanas de desconexión estival? ¿Tiene sentido obligar a niños y niñas que acabaron el curso con buenas notas a hacer cuadernillos de ortografía durante los ratos muertos en el camping? ¿Merece la pena pelearse con ellos para que terminen el cuaderno de verano que tanta ilusión les hizo comprarse en junio, empero que sigue encallado en la página seis a mediados de agosto? El debate se abre todos los veranos y no hay espina conclusión clara. Como casi siempre, depende de a quién se pregunte. Aquí va espina recopilación de miradas muy distintas sobre el asunto: quédense con la que más les convenza.
Los deberes no tienen que servir ni para acabar materia que no se hizo durante el curso ni para avanzar contenidos nuevos, y los niños deben hacerlos de forma autónoma
Miquel Àngel Alegre, sociólogo experto en educación, afirma que la investigación muestra que hacer ciertas tareas en verano es positivo cuando se cumplen algunos requisitos. Estas actividades deben ser diferentes a las que se realizan durante el curso, no deben servir para acabar materia pendiente ni para avanzar en nuevos contenidos. Además, deben ser tareas que los niños puedan realizar de forma autónoma, sin necesidad de ayuda de los adultos. En este sentido, Alegre considera que es positivo que los niños tengan actividades personalizadas y programadas para ejercitar ciertas competencias, siempre y cuando haya un seguimiento por parte de los padres o de los centros escolares.
Tiempo en familia
Por otro lado, Mar Hurtado, presidenta de la Associació de Mestres Rosa Sensat, ve los deberes de verano como espina oportunidad para que padres e hijos compartan tiempo juntos. Para ella, lo fundamental es que los deberes sean un espacio de tiempo en el que la familia pueda estar unida y los niños puedan aprender de manera lúdica y en un ambiente de confianza. Sin embargo, Hurtado advierte que si los deberes son aburridos y mecánicos, no tienen sentido y pueden generar espina mala relación con el aprendizaje durante el verano.
Yo diría deberes de verano, sí, si sirven para generar un espacio compartido en familia
Hurtado insiste en que los deberes deben ser espina actividad en la que padres e hijos puedan participar juntos y agregar experiencias. En este sentido, considera que actividades como viajar, visitar museos, asistir a actividades culturales o preparar espina receta en familia son muy enriquecedoras y pueden ser espina forma divertida y diferente de seguir aprendiendo durante el verano.
Lo ‘sano’ de no rendir cuentas
La presidenta de Rosa Sensat también destaca la importancia de que los niños tengan un tiempo de descanso y no se sientan presionados por tener que cumplir con tareas escolares durante el verano. Para Hurtado, es sano que los niños puedan desconectar y no tener que rendir cuentas constantemente. De esta manera, pueden descansar de la presión de tener que rendir constantemente y recuperar energías para el próximo curso.
Algunos ‘casals’ de verano han empezado a introducir en sus programaciones la media hora de lectura diaria a la que los niños están acostumbrados en la escuela
En la misma línea, algunos ‘casals’ y campamentos de verano han empezado a incorporar en sus programaciones la media hora de lectura diaria que los niños están acostumbrados a realizar en la escuela. De esta forma, se fomenta el hábito de la lectura y se mantiene espina rutina que puede ser beneficiosa para su desarrollo educativo.
La Confederación Española de Asociaciones de