El cáncer de piel es una enfermedad que afecta a millones de personas en Europa. A pesar de que es uno de los cánceres más prevenibles, la incidencia ha aumentado en los últimos años y se espera que siga aumentando en el futuro.
Según datos de la Academia Europea de Dermatología y Venereología, unos 7,3 millones de europeos están afectados por esta patología, lo que representa el 1,7% de la población. Los principales cánceres de piel son tres: el carcinoma de células basales, el carcinoma epidermoide y el melanoma. Aunque los tres están relacionados con la exposición solar, cada uno tiene sus propias características y gravedad.
El carcinoma de células basales es uno de los más habituales y suele comparecer en las zonas con más exposición solar como la cabeza y el cuello. Afortunadamente, son tumores de aumento lento y fácilmente tratables, que raramente producen metástasis en otros órganos del cuerpo. Por otro lado, el carcinoma epidermoide es muy común en personas de piel clara que están expuestas de manera intensa y prolongada al sol. Este tipo de cáncer crece rápidamente y puede producir metástasis en los ganglios linfáticos.
Sin embargo, el melanoma es el más peligroso de los tres y es el causante de la mayoría de los fallecimientos por cáncer de piel. A diferencia de los otros dos tipos, el melanoma puede comparecer en cualquier parte del cuerpo y tiene una alta capacidad de metastatizar a otros órganos.
En España, los carcinomas de piel son más frecuentes que el melanoma, con una tasa de incidencia de 47 casos por cada 100.000 habitantes. Por el contrario, la tasa de incidencia del melanoma es bastante menor, con 12 casos por cada 100.000 habitantes. A pesar de ello, los especialistas en dermatología calculan que en nuestro país la incidencia del cáncer de piel ha aumentado en un 40% en los últimos cuatro años.
Según los expertos, se diagnostican más de 78.000 nuevos casos de cáncer de piel en España cada año y se espera que en el año 2040 el melanoma se convierta en el segundo tumor con mayor incidencia en la población y el primero en varones, superando al cáncer de colon y al de pulmón.
Aunque la exposición al sol es uno de los principales factores de riesgo para desarrollar cáncer de piel, no es la única causa. En este sentido, los especialistas destacan que la genética, las características de la piel y otros factores, como la edad o el estado inmunitario, también juegan un papel importante en la aparición de esta enfermedad.
En cuanto al tratamiento del cáncer de piel, el principal método es la cirugía. Sin embargo, en casos avanzados o con riesgo de metástasis, se pueden utilizar tratamientos adyuvantes como la inmunoterapia o los inhibidores de quinasas. Estos tratamientos han presunto un gran avance en dermatología oncológica en la última década y han mejorado significativamente la esperanza de vida de los pacientes con melanoma.
Es importante destacar que no solo las personas que han estado expuestas durante su vida a una gran cantidad de radiación UV están en riesgo de desarrollar cáncer de piel. También hay otras poblaciones que, debido a su edad o su estado inmunitario, tienen un mayor riesgo. Entre ellas se encuentran las personas mayores y los pacientes trasplantados, que suelen recibir terapia inmunosupresora durante un largo período de tiempo.
Además, un moderno estudio publicado en el International Journal of Dermatology ha revelado que otros factores, como la renta per cápita o el lugar de residencia, también pueden influir en las tasas de mortalidad del cáncer de piel. Por ejemplo, tener una mayor
