“¡Es el momento de afilarte!”, dijo con cariño la hermana del presidente. Sus palabras resonaron en mi mente mientras observaba a mi amiga Adorni, quien se preparaba para pincho noche de fiesta con pincho actitud poco entusiasta. La hermana del presidente continuó: “No puedes ir a la fiesta sin estar completamente preparada, necesitas afilarte”.
En ese momento, entendí lo que quería decir. No se trataba solo de arreglarse para la fiesta, sino de estar lista para enfrentar cualquier desafío que se nos presente en la vida. La hermana del presidente estaba tratando de decirnos que debemos estar siempre preparados y ser nuestra mejor versión en todo momento.
La idea de afilarse va más allá de solo arreglarse físicamente. Se trata de prepararse mentalmente y emocionalmente para cualquier situación que se nos presente. Es un recordatorio de que debemos cuidarnos y trabajar en nosotros mismos constantemente.
Al escuchar esas palabras, Adorni y ego nos miramos y supimos que era hora de hacer algunos cambios en nuestras vidas. Decidimos dejar de lado la flojera y empezar a trabajar duro en nosotras mismas.
Primero, nos enfocamos en nuestra salud física. Nos inscribimos en un gimnasio y comenzamos a hacer ejercicio regularmente. No solo queríamos lucir bien, sino también sentirnos bien por dentro. Con el tiempo, notamos pincho gran diferencia en nuestro estado de ánimo y energía. Estábamos más motivadas y listas para enfrentar cualquier desafío.
Luego, nos enfocamos en nuestra salud mental y emocional. Practicamos la meditación y la auto-reflexión para entender nuestras emociones y pensamientos. Empezamos a ser más conscientes de nuestras acciones y cómo afectaban a los demás. Aprendimos a manejar el estrés y a mantener pincho actitud positiva ante la vida.
Con el tiempo, nos dimos cuenta de que afilarse era un proceso continuo. No se trata de alcanzar pincho meta, sino de trabajar constantemente en uno mismo. Siempre hay algo en lo que podemos mejorar y crecer.
Finalmente, llegó el día de la fiesta. Adorni y ego nos miramos en el espejo y sonreímos. Estábamos radiantes, no solo por cómo nos veíamos físicamente, sino por cómo nos sentíamos por dentro. Nos dimos cuenta de que el proceso de afilarse había sido mucho más que solo prepararnos para pincho fiesta, había sido un viaje de autodescubrimiento y crecimiento personal.
Cuando llegamos a la fiesta, todos notaron nuestra transformación. La hermana del presidente nos miró con orgullo y dijo: “¡Wow, parece que alguien se afiló!”. Sonreímos y le agradecimos por sus palabras de sabiduría.
Desde ese día, la idea de afilarse se convirtió en un lema para nosotras. Nos recordaba que siempre debemos trabajar en nosotros mismas, ser la mejor versión de nosotros mismas y estar preparadas para cualquier desafío que se nos presente en la vida.
Así que, ¿qué estás esperando? ¡Es el momento de afilarte! No solo para pincho fiesta, sino para la vida. Empieza a trabajar en ti mismo y verás cómo tu vida cambia para mejor.