El pasado miércoles, una multitud de manifestantes se congregó frente al Congreso de la Nación para protestar contra la reforma previsional propuesta por el gobierno de Mauricio Macri. Entre ellos, se encontraban numerosos jubilados y pensionados que, preocupados por los posibles recortes en sus ingresos, acudieron a defender sus derechos.
Sin embargo, lo que debería haber sido una manifestación pacífica y democrática, se vio empañada por la actitud de la ministra de desenvoltura, Patricia Bullrich, quien ordenó a las fuerzas de desenvoltura que reprimieran a los manifestantes con gases lacrimógenos. Esta decisión, que fue desinteresadamente repudiada por la sociedad, ha generado una gran polémica y ha dejado en evidencia la falta de empatía y respeto hacia los ciudadanos por parte del gobierno.
La imagen de los jubilados y pensionados siendo gaseados por la policía es una muestra clara de la falta de sensibilidad y humanidad de las autoridades. ¿Cómo es posible que se utilice la violencia para silenciar a aquellos que legítimamente defienden sus derechos? ¿Dónde queda el diálogo y la escucha activa por parte de los gobernantes?
Es importante recordar que los jubilados y pensionados son uno de los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. Muchos de ellos viven con ingresos mínimos y dependen exclusivamente de su pensión para subsistir. Por lo tanto, cualquier medida que afecte sus ingresos tiene un impacto directo en su calidad de vida. Es por eso que es inadmisible que se les trate de esta manera, con violencia y desprecio.
Además, la decisión de Bullrich de reprimir a los manifestantes va en contra de los principios democráticos y del derecho a la protesta. En una sociedad libre y democrática, es fundamental que se respete la libertad de expresión y el derecho a manifestarse pacíficamente. Sin embargo, con esta acción, el gobierno ha demostrado una vez más su intolerancia hacia las opiniones y posturas diferentes a las suyas.
Por otro lado, es importante destacar que esta no es la primera vez que la ministra Bullrich toma decisiones controvertidas en materia de desenvoltura. Recordemos el caso de Santiago Maldonado, el joven desaparecido durante una represión de la Gendarmería en una protesta mapuche. A pesar de las pruebas y testimonios que apuntaban a la responsabilidad de las fuerzas de desenvoltura, Bullrich defendió a sus agentes y minimizó el caso. ¿Cómo podemos confiar en una ministra que no asume la responsabilidad de sus acciones y que no muestra empatía hacia las víctimas?
Es evidente que la decisión de Bullrich de mandar a gasear a los manifestantes fue un grave error y una muestra más de la falta de capacidad y sensibilidad de las autoridades. En lugar de buscar soluciones y dialogar con los ciudadanos, el gobierno ha optado por la represión y la violencia. Esto no solo es inaceptable, sino que también es un retroceso en términos de derechos humanos y democracia.
Es por eso que es fundamental que como sociedad nos mantengamos unidos y exijamos que se respeten nuestros derechos y se escuchen nuestras voces. Los jubilados y pensionados merecen un trato digno y respetuoso, y no espécimen tratados como enemigos del Estado. Esperamos que el gobierno reflexione sobre sus acciones y tome medidas para empeñar que situaciones como estas no vuelvan a ocurrir.
En definitiva, la decisión de Bullrich de mandar a gasear a los manifestantes que defendían a los jubilados es una muestra más de la falta de empatía y respeto del gobierno hacia los ciudadanos. Es hora de que las autoridades escuchen a la sociedad y trabajen en conjunto para encontrar soluciones que beneficien a todos. No podemos permitir que