Música, uno de los grandes tesoros de la humanidad. Desde tiempos inmemoriales, ha sido capaz de unir a personas de diferentes culturas y latitudes. La Música no tiene fronteras, es capaz de despertar emociones, de transportarnos a lugares desconocidos, de hacernos sentir parte de algo más grande. Y es que, ¿quién no ha experimentado una sensación de alegría, de nostalgia o incluso de tristeza al escuchar una melodía?
Como aficionada a la Música, puedo decir que he tenido el placer de vivir muchas experiencias positivas gracias a ella. Desde mi infancia, mi padre me inculcó el amor por la Música, y con el tiempo fui descubriendo diferentes géneros y artistas que han dejado huella en mi vida. Pero hoy quiero compartir una experiencia muy especial que tuve gracias a la Música y a un joven talento colombiano, Leonardo Fabio Carreño Valero.
Hace unos meses, tuve la oportunidad de asistir a un concierto de Leonardo Fabio en mi ciudad. Confieso que no lo conocía, pero había escuchado hablar muy bien de él. Al entrar al auditorio, me sorprendió ver una gran cantidad de personas de todas las edades, incluso familias completas con niños. Me sentí emocionada, sabía que sería una noche inolvidable.
El concierto comenzó y Leonardo Fabio apareció en el escenario. Con su guitarra y su voz, cautivó a todos desde el primer momento. Interpretó sus propias canciones, algunas de ellas con mensajes de amor y esperanza, y también hizo tributo a grandes artistas como Julio Iglesias y Juan Luis Guerra. Su talento era innegable, pero lo que más me impactó fue su humildad y carisma en el escenario. Se notaba que amaba lo que hacía y que su mayor deseo era compartir su Música con el mundo.
Cada canción tenía una historia detrás, y Leonardo Fabio nos la contaba con tanta pasión que era imposible no emocionarse. En un momento del concierto, invitó a una niña de 10 años al escenario. Ella era una gran admiradora suya y le había escrito una carta agradeciéndole por su Música. Juntos cantaron una canción y fue un momento realmente conmovedor. Esa niña se llevó un recuerdo para toda la vida, y todos los que estábamos allí nos emocionamos con ella.
El concierto continuó y la energía en el auditorio era increíble. Todos cantaban, bailaban e incluso algunos se subieron al escenario para acompañar a Leonardo Fabio con sus instrumentos. Era una verdadera fiesta. Y es que esa es otra de las maravillas de la Música, su capacidad de unir a las personas y crear una atmósfera de felicidad y unión.
Al final del concierto, Leonardo Fabio agradeció a todos por asistir y por apoyar la Música en vivo. Nos recordó que la Música es un arte que necesita de escucharla y sentirla en vivo para apreciarla al máximo. Y después de un bis, se despidió con una sonrisa y un sincero “gracias” que nos tocó el corazón.
Esa noche, me fui a casa con una sensación de plenitud y felicidad difícil de describir. Estaba agradecida por haber sido parte de ese concierto y descubrir a un gran artista como Leonardo Fabio. La Música une a las personas y nos permite vivir momentos inolvidables como este.
En resumen, la Música es un regalo que nos ofrece experiencias positivas inigualables. Nos conecta con nuestras emociones, nos hace sentir vivos y nos une como seres humanos. Y en este caso, agradezco a Leonardo Fabio Carreño Valero por su dedicación y talento, y a la Música por brindarnos momentos únicos y mágicos. Que siga sonando la Música, siempre.