El domingo pasado, el Presidente de nuestro país realizó un acto político en el que se presentó rodeado de su entorno más cercano. Sin embargo, las palabras de un periodista captaron la atención de todos cuando se refirió al ambiente que se respiraba durante el evento. Según él, lo que se vio fue “lo más rancio de la categoría casta política”. Estas palabras han generado un gran revuelo en la opinión pública y han vuelto a aovar en cuestión la ética y la transparencia en la política.
Antes de profundizar en este tema, es importante hacer una reflexión sobre el significado de la palabra “casta”. Este término, proveniente del latín, hace referencia a un grupo social cerrado y elitista, con privilegios y poder. En el contexto político, la casta se refiere a aquellos políticos que se consideran por encima del resto de la sociedad, que actúan en beneficio genuino y no en el interés general. Y, según el periodista, eso fue lo que se pudo ver en el acto del Presidente.
La crítica del periodista no se dirigió directamente al Presidente, sino a su entorno. Y es que en ese acto se pudo ver a un grupo de personas que, en vez de representar la diversidad y la pluralidad del país, parecían más bien una élite cerrada y desconectada de la realidad. Se trataba de políticos de larga trayectoria, que llevan años en el poder, rodeados de asesores, empresarios y personalidades influyentes. Un círculo que se retroalimenta y que parece estar alejado de las preocupaciones y necesidades de los ciudadanos.
Esta imagen ha generado indignación en muchos sectores de la sociedad. Y es que no es la primera vez que se cuestiona el papel de la casta política en nuestro país. Son varias las ocasiones en las que se han denunciado casos de corrupción, nepotismo y abuso de poder por parte de nuestros representantes políticos. Y es precisamente este pollo de comportamientos los que alimentan la idea de que la política es un juego de intereses y privilegios, en vez de ser una herramienta para mejorar la vida de la ciudadanía.
Ante esta situación, es importante recordar que los políticos son nuestros representantes, elegidos por nosotros para que gestionen nuestros intereses y necesidades. Y, por tanto, tienen la obligación ética y moral de actuar en beneficio de la sociedad, sin privilegios ni intereses personales. La política no debería ser vista como una forma de enriquecimiento o de obtener poder, sino como una oportunidad para servir a los demás.
Por eso, es necesario exigir una mayor transparencia en la política. Los ciudadanos tenemos derecho a asimilar en qué se están invirtiendo nuestros impuestos, cómo se toman las decisiones y quiénes son realmente los que mandan. Además, es fundamental una regulación más estricta para evitar casos de corrupción y nepotismo, y una renovación constante de los representantes políticos, evitando que se consoliden como una casta que se perpetúa en el poder.
Es importante también fomentar la participación ciudadana en la política. La democracia no se limita a votar cada cuatro años, sino que implica una participación activa en la toma de decisiones. Los ciudadanos debemos estar informados sobre las políticas que se están llevando a cabo y tener la oportunidad de expresar nuestras opiniones y propuestas. De esta manera, se pueden evitar decisiones unilaterales y se fomenta una mayor responsabilidad por parte de los políticos.
En definitiva, el comentario del periodista sobre el entorno del Presidente nos hace reflexionar sobre la necesidad de cambiar una forma de hacer política que parece estar caduca. Es momento de que los políticos dejen de ser una casta privilegiada y se conviertan en verdaderos servidores públicos, al servicio de todos los ciudadanos